Hola a todos, ¿cómo los trató el inicio de semana? Espero que muy bien, ya está empezando un mes nuevo y casi vamos por la mitad del año, personalmente estoy muy contenta porque tuve un gran fin de semana, además que sigo muy agradecida que al fin está lloviendo (disculpen, el calor me tenía un poco cansada).
Bueno como les estaba platicando la semana pasada, ya empezó la Feria del Queso y el Vino en Tequisquiapan y tuve que sacrificarme e ir a darme una vuelta para ver qué tan preparados están en cuestión de accesibilidad y de paso pues probar algunos de los productos que se ofrecen este año como vino, queso, chocolates, helado… en fin, mejor les platico cómo me fue.
Tequisquiapan se encuentra a unos 45 minutos de Querétaro, es uno de los llamados Pueblos Mágicos de México y aunque es pequeño, es una ciudad muy bonita para visitar. La feria se realiza en el Parque La Pila, el cual está ubicado muy cerca del centro, lo cual da la ventaja de poder caminar un rato en Tequis antes de entrar a la feria o incluso hospedarse ahí mismo si lo desean. Para llegar a la feria, pueden hacerlo en auto aunque la verdad es complicado encontrar estacionamiento debido a la cantidad de gente que acude al evento, si corren con suerte podrán quedarse en una calle cercana al parque o en algún estacionamiento improvisado que abre para estos fines de semana y que si bien no están tan lejos, tampoco son una gran opción para los que vamos en silla de ruedas, muletas o andadera.
Este año en específico, la entrada a la feria se movió al otro lado del parque, por lo que muchas personas llegan al que antes era el acceso preguntando por la taquilla y llevándose la sorpresa que hay que dar la vuelta. No es que esto implique un problema pero debido a que las banquetas de esa zona son muy angostas, les recomiendo preguntar desde el inicio cuál es la entrada para evitar andar mucho tiempo sobre la calle (por supuesto que se los cuento porque nos pasó a mis amigos y a mí).
Finalmente logramos llegar a la entrada, en donde nos dicen que debimos entrar por otro lugar donde sí hubiera rampa, porque para nuestra sorpresa, debemos pasar por un camino empedrado y con algunos escalones para llegar a la taquilla. Mis amigos y yo decidimos que es mejor me carguen hasta la entrada para evitar dar la vuelta, pero nos encontramos con la gran sorpresa que no es solo este tramo el empedrado y con escalones, ¡sino que todo el camino para entrar al parque es así! Después de varios minutos en los que mis amigos me cargaron, pudimos entrar a la feria… y cuando creíamos que eso era todo, descubrimos que básicamente ese era el recorrido de la feria: caminos empedrados que llevaban a pequeñas islas de pasto en donde se encontraban los stands con vinos, quesos y comida.
Decidimos comenzar a recorrerla lentamente y llegamos a probar algunos vinos y una tabla de quesos, pero después de poco tiempo decidimos quedarnos en el pasto como hace la mayoría haciendo como un «picnic» disfrutando la música y la compañía, porque no les miento, andar de un lado a otro por la feria no fue nuestra mejor opción.
Dentro de los expositores hay una gran variedad de casas vitivinícolas y productoras de queso, además de otros alimentos que se llevan bien con esto como chocolates, helado, paella, pasta, pan, etc. Realmente creo que la feria ha logrado recuperar su esencia al evitar la sobre-oferta de servicios y productos que ya poco tenían que ver con el queso y el vino, además que la nueva distribución ayuda a que la gente recorra más el parque y no se concentren todos en un mismo espacio.
La entrada a la Feria cuesta $250, que no es muy barato pero vale la pena por la variedad de productos adentro y los precios de éstos (sobre todo hablando de vinos y quesos claro). Si su idea es comer ahí mismo algo más que una botana, entonces sí deberán llevar un presupuesto más alto pues los alimentos son más caros y no hay tanta variedad debido al concepto que intentan conservar. Durante el día podrán disfrutar diferentes eventos musicales y catas de vino a las cuáles deben inscribirse y tienen un costo extra, para conocer más, pueden consultar el programa en la página web o pedir un tríptico al entrar.
En cuanto a vinos creo que lo mejor es que caten en el momento y descubran cuáles les gustan, pues si bien a mi me gustan más los blancos secos, hay quienes prefieren los dulces, rosados, tintos, etc. Lo que sí puedo recomendarles es una productora de queso queretana llamada «Quesos Vai«, en donde compré una charola con 5 variedades de queso y me encantaron, en especial el Reblochon y el Campiña. Pero mi gran descubrimiento de este fin de semana, fueron unos chocolates artesanales llamados Kuxtal, originarios de la Ciudad de México (pero con tienda recién abierta en Querétaro), ofrecen chocolates mezclados con ingredientes un tanto extravagantes como chapulines con sandía, mamey con tequila, mojito, aguacate y hasta cerveza, aunque también hay otros más comunes como el de avellana, plátano y cacao. Una caja de 12 chocolates surtidos me costó $150 y me regalaron otros 3 sorpresa que no me decepcionaron para nada.
Desafortunadamente, salir fue igual de complicado que entrar, sobre todo porque las personas que van en auto ya no tienen paciencia y no dan paso para poder maniobrar con la silla, así que considero hasta un poco peligroso llegar en auto, si pueden llegar en taxi u hospedarse cerca, mucho mejor.
Pues esta fue mi aventura en la Feria Nacional del Queso y el Vino, con un gran concepto, buenos eventos, excelentes expositores pero muy poca accesibilidad para las personas con movilidad reducida. Por mi parte, conté ya un poco de mi experiencia a la organización esperando este tema mejore porque sé que muchas personas sobre ruedas como yo, quisieran disfrutar del evento en los próximos años en un espacio más accesible.
Gracias por leerme, ¡no olviden seguirme recomendando lugares para visitar! Si quieren ver más fotos de los lugares que visito, te invito a seguirme en instagram @elgatoconruedas.
Atte. El gato con ruedas.
El gato con ruedas 