Poco a poco la pandemia ha dado pie a retomar los espectáculos masivos como conciertos, obras de teatro, cines, festivales y más. Muchos protocolos están siendo adaptados para esta nueva normalidad, pero ¿qué pasa con las personas con discapacidad? ¿qué tanto están preparadas estas experiencias para alguien que usa silla de ruedas?
Si bien nunca fui muy dotada para el mundo artístico (salvo por el baile que es un descubrimiento bastante reciente), siempre me ha gustado mucho ir al cine, al teatro y a los conciertos. La verdad es que cuando comencé mi vida en silla de ruedas, nunca me pregunté qué necesitaba o cómo iba a cambiar mi experiencia en estos eventos, así que con toda mi ignorancia, me aventé y solo fui sin cuestionarme por la accesibilidad en los recintos, así que les compartiré algunas historias.

La primera vez que fui al cine con mis amigos, me impactó mucho que la única posibilidad de asiento para mí, fuera hasta enfrente, en la primera fila. Normalmente en cualquier tipo de espectáculo eso se agradece, pero bien sabemos que en el cine, es justo el lugar que todos tratamos de evitar si no queremos terminar con dolor de cuello. Sin embargo es lo más común en las salas de cine, que la única opción sea sentarnos hasta enfrente y además el diseño el 50% de las veces no permite que vayamos con más de un acompañante, pues si otra persona en silla de ruedas va a la misma función, alguna de las dos se quedará sola. Esto al final se reduce a que mi familia o amigos se adapten a esa situación, lo cual en efecto hacen pero realmente ¿es la mejor solución que tenemos? No dejaré de mencionar la parte positiva de los cines, que es la existencia de los lugares amplios y sin asiento para entrar con la silla de ruedas, además que siempre he tenido ayuda para poder entrar y que el sistema de compra de boletos por internet, facilita mucho toda la experiencia.
Algo similar me pasó un par de ocasiones que fui a un concierto en el Foro Sol y otra a un show del Cirque du Soleil en el Palacio de los Deportes (vale la pena mencionar que son de los recintos más conocidos en Ciudad de México para conciertos y espectáculos). Aquella vez del Palacio de los Deportes, fui con mis papás y debido a que solo me permiten pasar a la «zona para personas con discapacidad» con un acompañante, pues mi mamá y yo nos tuvimos que sentar lejos de mi papá. El servicio fue excelente desde que llegamos, me ayudaron a llegar hasta mi lugar y me ofrecieron llevarme golosinas de la tiendita del recinto para no tener que moverme, me indicaron con quién dirigirme si requería apoyo para llegar a los sanitarios o si requería asistencia médica. Disfruté muchísimo el espectáculo pero vuelvo a algo similar a lo del cine: un show lo disfrutas por ir con tu familia y amigos además de lo que estás viendo, entonces lo disfruté pero sí creo que aún podemos encontrar una mejor solución.

Pasando al concierto del Foro Sol, creo que fue una de las experiencias en las que menos inclusión sentí. Para empezar comprar los boletos fue toda una proeza. No podía comprar por internet ni por teléfono, tuvimos que ir directamente a las oficinas a comprarlos… sí, como si no tuviéramos suficiente tecnología, que porque necesitaban comprobar quién iba a usar el boleto. El día del evento, para mi buena fortuna, solo iba con un amigo entonces no tuve problemas por la cantidad de acompañantes. El servicio, fue igual de bueno que en otros recintos, nos acompañaron y nos llevaron en un carrito de golf hasta nuestra «zona» y ahí me apoyaron a subir, pues estábamos en una especie de plataforma elevada en donde solo estábamos personas en silla de ruedas y nuestros acompañantes (a lo mucho unas 20 personas). Pero si les soy sincera, a pesar de amar el espectáculo, la experiencia no fue la mejor. Para empezar, estábamos en una zona completamente apartados del resto de la multitud. Habrá a quien le guste estar en una zona VIP en los conciertos y habrá a quien le guste estar en medio de la gente gritando, cantando y saltando. Personalmente, prefiero esto segundo y la verdad me sentí súper apartada de todo eso, estábamos en una zona más elevada y tampoco teníamos opción de comprar más cerca o más lejos del escenario, ese fue el lugar que nos tocó. La salida, fue mucho más complicada que la llegada, estábamos lejísimos del estacionamiento y como había mucha gente, no había manera de que nos ayudaran a pasar con el carrito de golf.

¿Han ido a un estadio de fútbol? Yo amo ir, de verdad es toda una experiencia y mucho más divertido que verlo por la televisión. He ido un par de veces al Estadio Corregidora (el del equipo local de Querétaro) y sé que hay una zona especial para sillas de ruedas. En una de esas ocasiones, fui con unos amigos y nos pasó de todo: no encontrábamos estacionamiento, no encontrábamos las rampas para entrar y una vez adentro, nos decían que como ya no había lugar en la «zona», pues no podíamos pasar. Mis amigos por supuesto no les importó y me cargaron hasta otro espacio que encontraron, a lo que se sumaron varias personas en el camino al notar lo que estaba pasando y nos ayudaron para que pudiéramos disfrutar del partido. Una vez más, comprobé que las personas son más conscientes de lo que creemos y que a veces hay menos espacios para personas en sillas de ruedas de las que creen que podrían asistir.

Ahora, una historia bastante divertida, fue una vez que unas amigas me invitaron a un concierto al palenque. La verdad no pregunté por la zona porque pensé: «tengo ganas de ir al palenque y sea como sea lo voy a disfrutar» y también estaba un poco harta de tener que estar en una «zona especial». Fue así que llegué con mis amigas, el acceso en general fue bueno, habían rampas para entrar y ningún obstáculo hasta que nos indicaron que nuestros asientos estaban varios escalones arriba en el palenque. Mis amigas vieron hacia arriba y por un momento consideramos subir, pero al ser un acceso general (no habían asientos asignados como tal), encontraron lo más cercano y cómodo y sí, me cargaron entre todas, escondieron mi silla para que no quedara tan a la vista (porque México) y disfrutamos de un súper concierto hasta las 4am todas juntas: de las mejores experiencias de mi vida. No hubo zonas, no hubo servicio especial y estuvimos todas juntas.

Después del cine, lo que más me gusta es ir al teatro. Afortunadamente en Querétaro hay muchos teatros pequeños en el centro y por la cercanía a la Ciudad de México también he podido disfrutar otras producciones más grandes. Para no caer en la misma historia, les cuento: en la Ciudad de México, algo muy similar a todo lo que ya les dije hasta ahora: excelente servicio de asistencia, están los lugares, pero en una zona apartada, solo puede pasar un acompañante y debes comprar los boletos directamente en taquilla (sí, porque no confían en que por internet o por teléfono los compre alguien que los necesite). La gran diferencia en ir al teatro en Querétaro, fue la flexibilidad. Entiendo que es por el tipo de recinto, pues era un lugar más pequeño y sin asientos fijos, pero es un gran ejemplo que debería poder replicarse. Para empezar, pudimos comprar todos los boletos por el mismo sistema, solo avisamos que iba en silla de ruedas y nos sugirieron un lugar que fuera lo más cómodo posible para entrar y salir y que además estuviera cerca de alguna salida de emergencia pues es parte de los protocolos que ellos también deben seguir. Estuve con mi familia y amigos y sobre todo, elegimos el lugar. Para mí, eso hizo toda la diferencia.
Así que como verán he vivido un poco de todo, obviamente espero con ansias regresar a vivir estos espectáculos porque en serio los disfruto mucho. Definitivamente hemos avanzado en temas de accesibilidad, pero ahora nos falta la inclusión, que no estemos limitados a una zona, que podamos disfrutar de la experiencia con las personas que queramos y una vez más, que haya más confianza al momento de adquirir entradas, pues ya desde ahí pareciera que hay más barreras que soluciones.
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Atte. El Gato con Ruedas


[…] historia en la que fue con su hermana al cine (sí, como les platicaba con Sofi o en el post sobre los espectáculos, este tema es muuuuuy común cuando estás en silla de ruedas). Prácticamente cuando intentaron […]
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[…] unos meses, les platicaba de mi experiencia sobre ruedas en un espectáculo, en donde abordábamos algunos escenarios como conciertos, obras de teatro, juegos de fútbol, etc. […]
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