Rodando con el lenguaje: ¿de qué se trata el lenguaje inclusivo?

El lenguaje es una de las bases de la construcción social, sin duda muy discutido últimamente en las plataformas digitales y con diferentes grupos que defienden puntos de vista que incluso se contraponen, así que, ¿cuál es el lenguaje verdaderamente inclusivo?

En estas últimas semanas se ha hablado (más de lo común) en varias redes sociales sobre el lenguaje inclusivo, sobre si se debe crear un género neutro para las personas no binarias, sobre si es esa la verdadera solución a las limitaciones de comunicación que tenemos, sobre si tiene o no relevancia el lenguaje al momento de hablar de inclusión. Hoy vamos a platicar un poco de este tema y desde ahora les puedo afirmar: sí, hablar de lenguaje también es hablar de inclusión.

El lenguaje construye la sociedad no solo a través de las palabras, sino también del sentido que podemos darles, de las diferentes lenguas habladas y su alcance, la evolución de los conceptos y de las interacciones que se generan a raíz de este. Muchas veces son las palabras el primer conducto para discriminar a alguna persona o grupo, así como también la vía para incluirlas, para ejemplo, les dejo este video de la famosa campaña de P&G «Hazlo como niña». ¿En qué momento las frases se convierten en un pensamiento tan profundo que implica discriminación de género? En realidad es algo complejo y que sucede a lo largo de los años, pero vaya que es importante porque muchas de las frases, palabras o incluso bromas que usamos, reflejan lo que vivimos en la sociedad día a día, lo que nos enseñaron y lo que creemos consciente e inconscientemente.

Ahora bien, no se trata tampoco de martirizarnos pensando en cada cosa que decimos, en aprobar mentalmente si es correcta o no, pero sí es importante prestar atención sobre todo cuando nos referimos a algún grupo vulnerable, como personas adultas mayores, personas con discapacidad o personas de la comunidad LGBT. ¿Por qué? Por el simple hecho de que son grupos vulnerables que durante años fueron llamados con frases o palabras que efectivamente restaban valor a la persona, eran peyorativos y tenían la intención de herir o de hacer a un lado a aquellos grupos.

El lenguaje construye la sociedad

Cuando hablamos de lenguaje inclusivo, lo primero es que debemos pensar en poner siempre a la persona primero, y no solo en cuestión del orden de las palabras, sino que realmente pensemos que cuando nos dirigimos o referimos a alguien, es una persona con todos sus derechos y dignidad como cualquier otra. Los términos que usamos para describir a alguien, deben evitar las exageraciones, los eufemismos (que terminan siendo erróneos en muchas ocasiones) y sobre todo aquellos que implican una desvalorización o una burla hacia alguna característica.

Lo segundo, es que se debe diferenciar entre la gramática del lenguaje y el sentido que la sociedad le da a las palabras. Pongamos por ejemplo el género (uno de estos temas muy sonados últimamente y que raya en la sensibilidad de muchos grupos). En el idioma español, muchas palabras terminadas en «a» suelen ser gramaticalmente femeninas, mientras que la «o» es asociada al género masculino. Si cambiamos de idioma, como por ejemplo el francés, ahí la letra «e» es la que está asociada muchas veces al femenino, mientras que si nos vamos al italiano, la «e» es utilizada para el femenino pero en plural. En realidad las terminaciones de las palabras las ha determinado cada lengua a lo largo de su historia, existiendo incluso algunas que manejan el género neutral como el inglés o el chino, y si bien identifican géneros, debemos diferenciar que los géneros son simplemente gramaticales y poco tienen que ver con el género como construcción social. Pensemos en la palabra «flor», que en español es gramaticalmente femenina, pero en italiano es masculino y en inglés es neutral. ¿Vamos a iniciar una discusión sobre si deberíamos o no cambiar el género de la palabra? Yo sé que una flor no es una persona, pero en realidad, la flor sigue siendo lo que es en cualquier lugar del mundo, sea cual sea su terminación o la existencia de su género.

La inclusión va mucho más allá del lenguaje

Hoy existen muchas personas que desean crear un género neutro a través del lenguaje para las personas no binarias (en español y otros idiomas en que no se sienten identificados con los géneros gramaticales). Si bien gramaticalmente hablando esto no es necesario (porque como ya expliqué, no tiene que ver con el género como idea social), considero que si una persona desea ser llamada de cierta manera, tampoco nos cuesta nada hacerlo. ¿Somos más inclusivos al hacerlo? No, estamos respetando la decisión de la persona y nada más, no somos ni más ni menos inclusivos al hacerlo. ¿Debemos hacerlo siempre? Hoy, 13 de septiembre de 2021 en el idioma español, no. En unos años más ¿quién sabe? a lo mejor la lengua evoluciona por sí sola para llegar a ese punto.

Ahora, la inclusión va mucho más allá del género y estoy segura que eso lo tienen ustedes tan claro como yo (por algo están leyendo este espacio). Ya hablamos de poner a las personas primero, de la gramática y ahora iremos a los términos correctos. Por supuesto que voy a empezar con las personas con discapacidad, pues además de que pertenezco a ese grupo, junto con el grupo LGBT es donde normalmente encontramos más errores y eufemismos innecesarios. Un eufemismo, es el uso de palabras o términos «políticamente correctos» o más «suaves» para evitar una palabra que podría sonar muy cruda, que es considerada un tabu o demasiado directa en determinado contexto. A continuación, les dejo algunos términos incorrectos y los correctos:

Ahora, otras recomendaciones generales para el lenguaje inclusivo serían:

  • Hacer uso de términos neutrales si es posible (comunidad, alumnado, equipo médico, administración, etc).
  • Utilizar la palabra persona ante cualquier situación. Por ejemplo, persona con discapacidad, persona adulta mayor, persona con VIH, etc.
  • Si se usa el género de un grupo de personas, evitar etiquetas que generalicen. Por ejemplo: las mujeres manejan muy mal.
  • Pensar en positivo, es decir, si lo que decimos realmente describe a la persona o la está juzgando.

Si en algún momento no estamos seguros de cómo referirnos a un grupo, lo mejor es preguntar o investigar en alguna institución de confianza como la ONU o CONAPRED, no tengamos miedo a aprender y sobre todo, si conocemos a alguien que hace uso de un término incorrecto, no juzguemos, de manera discreta y respetuosa podemos hacerle saber cuál es la forma correcta de referirse a determinado grupo. Si aún nos queda la duda de cómo utilizarlo, mi recomendación sería siempre pensar en positivo, es decir pensar si la palabra o término es ofensivo o si suena a un juicio hecho por la sociedad.

El lenguaje como bien mencionamos, evoluciona igual que muchas otras cuestiones culturales, por lo que no dudo que en algunos años tengamos nuevas clasificaciones o reglas, lo que sí es importante es que seamos conscientes de lo que vamos construyendo a través de nuestras palabras y sí nos gusta lo que construimos al comunicarnos en nuestro día a día.

Gracias por leerme como cada semana, les recuerdo que pueden seguirme en mi Instagram y Facebook para ver más de mi día a día y enviarme mensaje si tienen recomendaciones de temas que quisieran leer en este espacio.

Atte. El gato con ruedas

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.